Donde la fantasía cura: el origen de Alassea

21 de noviembre de 2025

Un recuerdo, una herida, un bosque.

Cómo la escritura, el arte y la naturaleza sembraron el cuento del hada Alassea y dieron lugar a Espacio Colibrí.

1. Cuando la fantasía fue medicina

En los días de quimioterapia aprendí a respirar dentro del incendio. Me refugié en la escritura y el dibujo, y, desde allí, cambié la mirada: si el cuerpo era un bosque bombardeado, yo sería un hada envuelta en luz, con un sol que abría la urna por el día para regalarme aire, y una luna que la cerraba por la noche para guardar mis sueños.
Ese juego serio —la fantasía— no negó la realidad: me permitió habitarla. Fue sanador y, sin saberlo, sembró una semilla que años después brotaría como Espacio Colibrí.

2. Lo que aprendí de la vida (y de la muerte)

Me sané del cáncer. Aun así, durante tiempo me devastaba conocer nuevas personas atravesando ese camino. Me sentía culpable por estar bien cuando otras no lo lograban. Tuve que mirar a la muerte de frente y aceptarla: también me espera, como a todos, en su misterio.
Desde esa verdad, jamás diré “haz esto y vencerás la enfermedad”. No creo en atajos ni promesas simplistas. Creo en acompañar con todo lo que sí está en nuestras manos.

3. Lo que sí puedo ofrecerte

  • Nutrición con sentido: pautas para fortalecer la salud y cuidar la digestión durante procesos exigentes.
  • Respiración y visualización: técnicas sencillas para proteger el sistema nervioso, cuidar la mente y sostener el ánimo.
  • Escritura y arte: vías para expresar y reordenar emociones, reconectar con la esperanza y la belleza.
  • Baños de bosque y presencia a través de los cuentos: un entorno oxigenante (ZEPA), silencio y guía amable para recordar que habitas un cuerpo vivo, en una Tierra viva.
    Sobre todo, puedo decirte: no estás sola, no estás solo. Estás aquí, ahora. Y este es el instante que importa. Estoy contigo.

Trabajamos por un mundo que nos sane, en lugar de enfermarnos.

4. Alassea, el cuento del que brotó un sueño:

Espacio Colibrí

De aquella travesía nació Alassea, el hada colibrí.

Años después, a través del objetivo de Miriam Cerezo Fotógrafa Enfocada en la Mujer, y la palabra, tejimos un relato visual: la luz que despierta en el pecho, el portal del bosque, la danza, la raíz que florece, la calma dorada y la guardiana del umbral.
Alassea no promete curas mágicas; recuerda la magia de lo posible cuando un corazón, un cuerpo y un bosque respiran juntos.

5. Para leer, mirar y sentir

He rescatado el prólogo de la historia de Alassea, redacción registrada pero nunca hasta ahora mostrada al público, con las fotografías de Miriam Cerezo y los textos que lo acompañan en un PDF descargable. Ojalá te abrace como a mí me abrazó el bosque cuando más lo necesité.

Míriam Cerezo: cuando la imagen revela el alma

Hay fotógrafas que hacen fotos y hay otras que revelan presencia.
Míriam pertenece a las segundas. Tiene ese don sereno de hacerte olvidar la cámara: te mira con amabilidad, te acompaña a tu ritmo y, sin prisa, encuentra la luz que ya llevas dentro. Así logra imágenes que no posan, están vivas.

En su trabajo hay algo ritual y poético: escucha, símbolos, naturaleza. Míriam mira hacia adentro y, desde ahí, compone afuera. Por eso sus fotografías cuentan —no sólo muestran— la esencia de una persona y de su proyecto.

Con Míriam sucede esto:

  • Te sientes cómoda y segura; la cámara deja de imponer.
  • Aparece tu gesto auténtico: suave, verdadero.
  • La estética no tapa el mensaje: lo revela.
  • El resultado es una narrativa visual coherente y emocionante.

Conoce más sobre su trabajo en su Web: miriamcerezo.com y @miriamcerezo en Instagram.

Gracias, Míriam, por convertir este cuento en imágenes que guardan memoria y abren camino.

Y a ti que lees, que este canto de alas pequeñas te recuerde lo grande: la vida que late en ti.
Nos vemos en el bosque.

— Mavi Colibrí

Fotografía de Míriam Cerezo en Espacio Colibrí.

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